La Liga F se desangra
El talento que no podemos retener. La temporada de fichajes se ha convertido en un goteo incesante de despedidas. Estrellas consagradas, capitanas y jóvenes promesas hacen las maletas. La Liga F, que aspira a consagrarse como una de las mejores del mundo, ve como su talento más preciado elige otras ligas. No es un hecho aislado, es una tendencia alarmante que destapa las debilidades estructurales del fútbol femenino español. ¿Qué está pasando y qué consecuencias tiene esta fuga masiva?
Ha habido muchos movimientos especialmente sonados. Nuestra Olga Carmona al PSG, Ingrid Engen al Lyon o Marta Cardona al Parma. Estos movimientos y muchos más han hecho temblar el mercado de fichajes español. No sólo hablamos de jugadoras internacionales, sino también de talento nacido en España. Incluso algunas de nuestras canteranas más talentosas, como Carla Camacho o Cristina Librán, han optado por marcharse a las ligas internacionales.
¿Por qué deciden estas jugadoras marcharse de España? Podemos analizar varias causas que podrían condicionar este éxodo.
El Convenio Colectivo firmado el pasado enero dejó establecido un salario mínimo de 23.500€ para todas las jugadoras de Primera División para la temporada 25/26. A pesar de ser un gran salto para el fútbol femenino español, esta cifra no se puede comparar con la del fútbol inglés y estadounidense (que superan los 40.000 euros). Y no todo se centra en el salario: los premios, los bonus y la estructura de los contratos en otros países supera la que pueden ofrecer la mayoría de los clubes españoles. Amanda Gutiérrez, presidenta de FUTPRO, declaró hace un tiempo que "muchas jugadoras consideran que [la Liga F] no es lo suficientemente profesional y están mirando de ir a otros lados”.
También podríamos decir que otras ligas ofrecen proyectos más sólidos: mejores instalaciones, mayor cobertura mediática, estadios bastante más llenos y con asistencia regular, staff más amplio, mejores servicios médicos… Muchas jugadoras no solo buscan dinero, sino el mejor entorno para alcanzar su máximo potencial deportivo.
¿Podría ser la abrumadora superioridad de equipos como el Real Madrid o el Barcelona, aunque meritoria, restar atractivo a la competición doméstica? Evidentemente está situación también se da en nuestra liga masculina, pero se ve bastante más acentuada en la femenina. En otras ligas, como la inglesa, podemos ver que la lucha por el título y los puestos europeos está más reñida, lo que supone un mayor reto semanal.
Menos estrellas es igual a menos interés de aficionados, patrocinadores y televisiones. Un crecimiento de esta tendencia en las próximas temporadas podría arriesgar el prestigio de la competición nacional, decayendo en una especie de “liga trampolín”, una liga de formación para que las jugadoras den el salto a campeonatos más potentes. Este no es el camino correcto si queremos enfrentarnos a equipos grandes de otros países y mantener una audiencia fiel.
La fuga de talento no es una casualidad, sino un síntoma. Es una llamada de atención urgente para clubes, directivos y la propia organización de la Liga F. Mientras España celebra el talento que genera (siendo las vigentes campeonas del mundo), falla a la hora de retenerlo. Para que la Liga F cumpla su promesa de ser una de las mejores del mundo, necesita más que buenas intenciones: requiere una inversión real, una mejora estructural profunda y un plan convincente que ofrezca a las futbolistas razones de peso para quedarse. La pregunta ya no es si se irán, sino qué se va a hacer para evitarlo.
Por Irene Díaz (@Xena_fanrmadrid en X)
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